jueves, 7 de febrero de 2008

Poniéndose al día

Hoy volví de vacaciones. Ha pasado bastante tiempo desde mi última entrada en este blog y han pasado algunas cosas conmigo en estos días.
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Había llegado a mi casa vacía un sábado a la noche. No sé qué me molestó ese día, o el día anterior, o todos los días, no puedo verlo con claridad. Comí y vomité. Era helado. Después decidí salir a bailar. Mientras viajaba en un taxi sonó mi teléfono. Mi mamá había descubierto el secreto que venía guardando durante estos meses. Me preguntó si había vomitado, lo negué, pero después la llamé y le conté la verdad. Sí, yo no estaba bien. Lo dije, por fin lo dije. Le dije que no se preocupara, que ya había sacado turno con mi doctora. Era cierto. El 18 de febrero voy a ver a mi médica. Desde esa noche todo cambió, me he sacado un peso de encima.
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Me fui de vacaciones con tres amigas. Viajamos en el auto de los amigos de un amigo a los que no conocíamos. La situación me ponía incómoda. Pensaba que cuando me conocieran no iba a gustarles. Yo siempre quiero gustar. Me preocupaba que me vieran en bikini. No iba a ser fácil para mí usarla y mucho menos con estos chicos ahí. Por momentos pensé en excusas para no ir a las vacaciones. ¿Cómo algo tan divertido como ir a la playa puede volverse tan traumático? Yo pensaba que no iba a poder sacarme la ropa, que me iba a dar demasiada vergüenza. Sin embargo, lo hice, aunque no en frente de ellos. No fue tan difícil, no fue tan traumático, costó, pero pude hacerlo. Ahora estoy bronceada por el sol y eso me hace feliz. Cosas pequeñas me hacen feliz.
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Una chica me dejó un mensaje en este blog casi olvidado, es por eso que estoy escribiendo de nuevo. No sé si serán interesantes los pequeños relatos de mi insignificante vida. Sin embargo, sé que hay personas que pueden identificarse con lo que me pasa e intento ser lo más honesta posible con eso. Gracias por el comentario. También me ha hecho feliz. Suerte.

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