sábado, 17 de enero de 2009

El último post que escribí se equivocó.
Ese día entré a bañarme pero no vomité. Me quedé en la ducha, sintiendo el agua recorrerme la cara, con los brazos cruzados y llorando un poco por estas cosas que hago.
Más alla de lo desagradable del vómito en sí mismo, pensé que debía bancarmelá. Esta vez, "me la voy a bancar", me dije. Había comido mucho y me sentía mal físicamente, pero vomitar significaba completar el círculo vicioso. La próxima vez no voy a comer pensando que no importa, total después vomito todo y que viva el verano! No. Bueno, no quiero prometer demasiado. Me propongo intentarlo al menos.
Y ... ahora que lo pienso, cuando solamente me limito a contar este tipo de episodios, como si la enfermedad fuera tan simple como "vomito - no vomito", recuerdo que hay otras cosas que debo averiguar. ¿Qué pasa conmigo?
Esta forma de estar en el mundo tiene que cambiar.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Recaída

¿Qué puedo decir ahora que estoy sentada frente a esta máquina, después de haber comido tanto que casi no puedo respirar, con ganas de vomitar todo ya mismo? ¿Qué puedo decir ahora? Es Navidad y yo estoy muy lejos de estar feliz.
Voy a levantarme de esta silla y voy a vomitar. Me doy pena, me doy miedo, me doy mucha lástima, pero lo voy a hacer, y sólo quien ha vivido lo que yo vivo va a poder entenderlo. Me pido perdón, le pido perdón a todos. No es el mensaje que quiero comunicar, no está bien ser miserable, no está bueno. La bulimia es lo peor que me pasó en la vida y ni siquiera sé cómo empezó o cómo terminar. En el fondo estoy segura de que sí lo sé, pero no me decido a hacerlo. Es ahí donde uno empieza a temer de sí mismo y de sus decisiones.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Pasó mucho tiempo, no? Desde marzo de 2008 que no escribo en mi roperito oscuro, mi pequeño reducto de honestidad brutal.
Me gustó el último post que escribí, éste que está abajo. Es esperanzador. Quisiera poder decir que todo salió bien, que todos los días fueron azules y hermosos, pero como suele pasar en la vida, las cosas no son así.
Comprendí recientemente, aunque ya lo sabía pero no quería saberlo, que estoy escondiendo todo lo que me pasa, que supuestamente intento, pero nunca con demasiada decisión recuperarme completante y dejar, de una vez por todas, mis complejos a un costadito. Entendí por qué es bueno abrirte a los demás, no importa cuánta vergüenza te de tu realidad, no importa cuánto miedo sientas. Digo que es bueno porque sólo hablando de los problemas podemos empezar a pensar en una solución, y si logramos compartirlos con otros, entonces van a ser más personas intentando ayudarte.
LA CUESTIÓN ES ESTA: HAY QUE DECIDIRSE Y HACERLO.
EXPONETE, QUERETE, MIRATE Y QUERETE, DEJÁ QUE LOS OTROS TE QUIERAN, CREÉ QUE TE QUIEREN, RECONOCETE, MIMATE, APRENDÉ A VIVIR BAJO LA ÚNICA PIEL QUE TE VA A DAR ABRIGO EN ESTA VIDA.
Nada es perfecto, y es mejor que sea así, no siempre lo que es perfecto es hermoso, la belleza está es un modo de vivir la vida, vivir el cuerpo, vivir la amistad, vivir el amor, la belleza es descubrir belleza en las cosas más simples y cotidianas.
SIEMPRE VAS A SER ESTO QUE SOS, UN ÚNICO E IRREPETIBLE ESPÉCIMEN DE HUMANIDAD, Y AL FIN Y AL CABO, TODOS TENEMOS UN TIEMPO TAN CHIQUITO PARA VIVIR, QUE SI NO LO APROVECHAMOS AL MÁXIMO, ENTONCES, ¿CUÁL ES EL SENTIDO?
Yo me lo voy a proponer ... espero que ustedes también. Si nosotras estamos felices, el mundo va a ser un lugar más feliz. Cursi, pero a quién le importa?

lunes, 17 de marzo de 2008

Pequeños comienzos

Siempre habrá días buenos, como este, de cielos azules y pastos verdes, de soles que abrazan, de buenas intenciones, de pequeños comienzos. Creanme, serán los días más hermosos de su vida.

domingo, 16 de marzo de 2008

Enojo

He estado muy enojada ultimamente. Con Dios, con la vida, con mi familia, con mis amigos, conmigo misma. Enojada por cómo son las cosas, porque no puedo modificar el mundo que me rodea, porque nací en esta casa y tengo esta familia y tenemos estos fantasmas encima. He estado enojada y no me he dado cuenta. El enojo te carcome las entrañas y salpica a todos. El enojo que se ignora se te hace carne y se pudre dentro tuyo. Quiero hacer las paces, estoy muy cansada.

viernes, 14 de marzo de 2008

Recaida

Iba a hacerlo de nuevo. Lo supe desde que escuché a mi amigo decir que lo había visto. Todo lo que sucedió después fue un preludio hasta lo ya sabido. Yo, la insatisfacción, un paquete de galletas y la soledad de una casa que invitaba a la purga.
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Lo peor no fue que se lo encontrara con ella, sino el modo en el que la había descrito, enfatizando lo simpática, femenina, diminuta que era. Diminuta. No era yo. Ella, con él, esa tarde, no era yo. Ella era mi antítesis, lo que yo nunca iba a ser. La diminuta, simpática y segura chica que caminaba por las calles que yo nunca caminaré de la mano que no voy a sostener nunca más.
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Traté de pensar en otra cosa mientras viajaba en el colectivo. Pero recordé el sueño. La noche anterior soñé con él, de nuevo, ¡basta! cuando creo que estoy más allá de todo se me aparece en ese terreno incontrolable que es el sueño. Lo había soñado con ella. Había soñado un bebé por venir. Había soñado la envidia de verlos felices.
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Mi casa tenía ese aire a frustración que la impregna últimamente, el que emana de nosotros, sus habitantes. Llegar fue sumar una gota más al vaso, a esta altura el derrame era inevitable. Me senté y me lo permití. Me merecía un atracón, así lo pensé. No quería salir esa tarde. Merecía quedarme en esa casa a respirar hasta la última gota de la depresión que circula por sus pasillos. Y así me quedé.
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Ya pasó todo, el hambre desaforado, la purga, el llanto, el encierro, ya se hizo de noche, y ahora espero que mañana sea un día mejor. Me he permitido una recaída, sé que me equivoqué, lo sé, pero sigo sin encontrar otra forma de canalizar mis sentimientos. Es un vicio que tengo hace muchos años.

domingo, 9 de marzo de 2008

En recuperación

La bulimia es una enfermedad silenciosa. Mi mamá se dio cuenta de que tenía un trastorno alimenticio cuando llegó a casa y yo me había olvidado de tirar la cadena. Me llevó a ALUBA. Cuando volvimos de la primera entrevista, recuerdo muy claramente que le dije que yo no tenía que estar ahí, que había sido una sola vez y que lo podía controlar yo sola. Mi mamá me creyó. Tres años después, a los 18 años y con un historial de bulimia de 4 aproximadamente comencé un tratamiento interdisciplinario (no en ALUBA afortunadamente), gracias a mi mamá, que debe haber lamentado creerme la primera vez.
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Mi amigas nunca se dieron cuenta de mi problema, tampoco mis primas, ni mi hermano, nadie. En realidad creo que sabían que algo no andaba bien conmigo, por mis cambios de humor y mis complejos con el cuerpo, pero no le pusieron el rótulo de bulimia. De vez en cuando yo tenía ganas de contarle a todos lo que me estaba pasando. Recuerdo una vez, en un bar, borracha, dando pistas a mis amigos de que tenía un problema, al que tampoco le quería decir bulimia. La cuestión es que nadie supo nunca, quizás ni yo misma hasta que fue insostenible.
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A mí me daba vergüenza decir que tenía un trastorno alimenticio porque me parecía que era muy gorda para tenerlo, un pensamiento que encuentro tan trágico como gracioso hoy. O sea, yo estaba gorda hasta para tener bulimia. Qué tonta! pero bueno, era así. Hoy sigo haciendo cosas que entran en el rubro: boludeces. Todavía me cuesta decir que soy una bulímica en recuperación (es importante aclarar lo de "en recuperación").
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El otro día hablaba con una amiga y me di cuenta de cómo le chocaba a ella que yo hablara de mí misma como una persona enferma. Supongo que ella, que nunca tuvo ningún drama con el cuerpo, debe haber pensado que eran complejitos normales. Hoy le cuento las cosas que yo hacía y lo mal que estaba y me imagino que ella se debe preguntar cómo no lo notó, al menos yo me lo pregunto. Me hubiera gustado que mi entorno me cuidara más, pero lo cierto es que yo jamás dejé que nadie conociera más de mí de lo que yo quería. Es por eso que a veces me siento dos personas: una que realmente soy y otra, que he interpretado para los demás durante tantos años que ya no distingo cuál es cuál.

viernes, 22 de febrero de 2008

Viejas citas

Alguien dijo alguna vez: "yo no soy este cuerpo, ni esta vida absurda",
siempre me gustó la frase.
Alguna vez escribí:
"La irremediable fatalidad se posó
sobre mis sábanas sucias y mi cuerpo herido.
Soy una criatura de contradicciones,
no soy nada, y son el mundo entero".
Sigo creyendo en la totalidad del individuo y en la nulidad del ser,
pero mis sábanas están limpias,
las heridas ya no sangran como ayer.
Y la vida ... la vida seguirá siendo absurda, pero será mía.

Haciendo las cosas bien

Hace unos días tuve una consulta con la doctora N., quien me trató durante varios años por desorden alimenticio. Hacía mucho tiempo que no la veía, desde que me dio el alta del tratamiento en 2004 ó 2005.
La doctora N. guarda en sobres unas hojitas sueltas en donde ha escrito todo lo que alguna vez le he dicho. Siempre me parecieron simpáticas. Ella las repasa antes de verme y me recuerda cosas que ya he olvidado sobre mí misma.
Durante toda la sesión observé el consultorio detenidamente, estaba igual. Intenté ubicar la caja de pañuelos descartables que tenía siempre a mano, pero no estaba, era la única diferencia. Sobre ese escritorio se han derramado muchas lágrimas.
¿Cuántas mujeres se habrán sentado en esa silla? La misma silla que me sostuvo cuando llegué ahí por primera vez, gracias a mi mamá, que me llevó prácticamente engañada. Yo no reconocía mi enfermedad en ese tiempo, y me costó muchísimo aceptarla, cuando llegué ahí sólo quería bajar de peso. Cuánto pasó después de eso. Cuántas lágrimas.
Le conté lo que me había pasado, el mal año que tuve, y cómo terminé en la peor recaída que he tenido hasta ahora. Le conté de M. y de lo sufrí por él, le conté los problemas en mi casa, también sobre los logros que había tenido.
Fue sumamente catártico, volver a verla, que no haya dramatizado mi recaída, que me recordara cosas que dije hace varios años, que sus consejos fueran tan certeros, que me mire y me diga que estaba muy linda con una calidez que me emociona. La Dra N. tiene un modo escucharte que te alivia, ella siempre ha sabido enterder lo que me pasaba, y extrañaba contarle cosas sobre mi vida. Ella ya lo ha escuchado tantas veces y sin embargo parece que yo fuera la única paciente que atendió en su vida. De vez en cuando esboza una sonrisa y me hace algún chiste. Al verla estoy segura de que voy a estar bien, es algo que es capaz de transmitirme.
Salí del consultorio contenta, como si hubiera tomado una bocanada de aire fresco después de una larga asfixia. A veces es necesario pedir ayuda, de nuevo, recurrir a esa gente que nos ha hecho bien, contarles, hablar, desahogarnos. A veces hace falta un consejo y recordarse ciertas cosas que se habían olvidado.
No es necesario que vuelva al tratamiento, ya hay muchas cosas que he aprendido. Pero no quiero que me pase de nuevo esto de sentirme perdiendo meses enteros de mi vida, ya he opacado años completos.
QUIERO SER UNA MUJER SEGURA, FUERTE, ALEGRE, EN PAZ CONMIGO MISMA, ES LO ÚNICO QUE ME IMPORTA EN LA VIDA. SENTIRME BIEN EN MI PROPIA PIEL, QUE NO ES POCO, CREANME.

jueves, 7 de febrero de 2008

Poniéndose al día

Hoy volví de vacaciones. Ha pasado bastante tiempo desde mi última entrada en este blog y han pasado algunas cosas conmigo en estos días.
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Había llegado a mi casa vacía un sábado a la noche. No sé qué me molestó ese día, o el día anterior, o todos los días, no puedo verlo con claridad. Comí y vomité. Era helado. Después decidí salir a bailar. Mientras viajaba en un taxi sonó mi teléfono. Mi mamá había descubierto el secreto que venía guardando durante estos meses. Me preguntó si había vomitado, lo negué, pero después la llamé y le conté la verdad. Sí, yo no estaba bien. Lo dije, por fin lo dije. Le dije que no se preocupara, que ya había sacado turno con mi doctora. Era cierto. El 18 de febrero voy a ver a mi médica. Desde esa noche todo cambió, me he sacado un peso de encima.
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Me fui de vacaciones con tres amigas. Viajamos en el auto de los amigos de un amigo a los que no conocíamos. La situación me ponía incómoda. Pensaba que cuando me conocieran no iba a gustarles. Yo siempre quiero gustar. Me preocupaba que me vieran en bikini. No iba a ser fácil para mí usarla y mucho menos con estos chicos ahí. Por momentos pensé en excusas para no ir a las vacaciones. ¿Cómo algo tan divertido como ir a la playa puede volverse tan traumático? Yo pensaba que no iba a poder sacarme la ropa, que me iba a dar demasiada vergüenza. Sin embargo, lo hice, aunque no en frente de ellos. No fue tan difícil, no fue tan traumático, costó, pero pude hacerlo. Ahora estoy bronceada por el sol y eso me hace feliz. Cosas pequeñas me hacen feliz.
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Una chica me dejó un mensaje en este blog casi olvidado, es por eso que estoy escribiendo de nuevo. No sé si serán interesantes los pequeños relatos de mi insignificante vida. Sin embargo, sé que hay personas que pueden identificarse con lo que me pasa e intento ser lo más honesta posible con eso. Gracias por el comentario. También me ha hecho feliz. Suerte.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Viernes a la noche

Tengo conversaciones con vos, sin vos. Te cuento que me había enamorado, pero que nunca me creí suficientemente buena para vos, y que me lo confirmaste, por eso me doliste tanto y todavía me duele. Sé que tenés una novia nueva. Una morocha con la que vas al shopping a comprar regalos navideños. Sé que no pensás en mí porque nunca me respondiste los mensajes que te mandé. Te conté también esta noche, sin contarte nunca, que estoy enferma. He vuelto a sentirme tan vacía como hace algunos años, tan sola y cansada de mí misma, tan atrapada. Espero que alguien llame a mi teléfono pero nadie parece querer rescatarme del pozo en el que me encuentro. Quisiera llamarlos pero ¿qué voy a decirles? Que tengo ganas de dormir todos los días. Que me la paso pensando en lo mal que me siento. Las mismas cosas que dije hace tiempo, ¿quién querrá escucharlas? ¿Por qué no te diste cuenta de lo que me pasaba? ¿Por qué no me ayudaste? ¿Por qué no estuviste ahí conmigo? ¿Por qué no estás ahora? ¿Por qué las noches tienen siempre el mismo final?

sábado, 15 de diciembre de 2007

De la tarde en desamor

Me tomo hasta la última gota del vaso que no suelta mi mano.
Es una fiesta y tengo que divertirme.
Me pierdo los detalles que me circundan. No me importan más.
Me escapo, me hundo, me elevo, me pierdo, me voy, me voy, me voy, me voy.
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Estábamos tirados en medio del patio. Mirando el cielo más azul de nuestras vidas.
Así nos gusta despedir el año, flotando en una burbuja.
Yo te miro y no te veo. Miro tu boca y no la escucho.
Vos te volviste decorado. Yo me perdí entre los rayos de una tarde de verano.
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Después me besas los ojos. Y las luces se hacen sombra.
Nos tocamos las manos, como si las descubriéramos por primera vez.
Olvidalo, pienso. Olvidalo y dejalo ir.
Que se vaya, que se vaya ahora, que se vaya solo y para siempre.
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Él no te quiso nunca, o no se animó a quererte como debía hacerlo.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

La que hubiera podido ser

Ella hubiera querido no tener cuerpo, no ser huesos ni carne, no ser músculo o sangre.
Sentía que bajo las cicatrices de su piel, desgarrada para siempre, como un recordatorio de sus peores años, se encontraba recluida la persona que podría ser, pero nunca sería.
La piel es una cárcel y también lo es la mente.
Ella habitaba los pasillos de su reclusión perpetua. Sabe que existe una llave pero no puede encontrarla. Se encierra y la esconde; es su propia carcelera.
El lugar en el que habita está cargado de sueños, entre los barrotes de su cabeza imagina que es otra, libre, plena. Sueña con esa que hubiera sido, con esa que hubiera podido ser.

martes, 11 de diciembre de 2007

Tratar demasiado

ALGUIEN COMO YO:

Intenta ser inteligente y culta.
Simpática.
Agradable con desconocidos.
Atrevida con amantes ocasionales.
Correcta con los mayores.
Divertida con los amigos.
Femenina con él.
Segura en el trabajo.
Linda, todo el tiempo.

¿QUÉ SOY DE TODO ESTO REALMENTE?

Con seguridad:
Una mina cansada de vivir para y por los otros como un pequeño camaleón de ocasión.
Y qué pasa si no soy tan simpática, ni divertida, ni linda, ni educada, ni culta, ni segura, ni correcta, ni atrevida, ni bla bla bla bla bla. Soy yo. ¿Me banco ser yo?

¿Qué hacer?

Acabo de salir de la ducha.
Entré con todas las intenciones de vomitar el atracón gigante que tuve hace una hora.
Acabo de salir de la ducha, pero no vomité.
No sé si puedo sentirme contenta por este episodio cuasifrustrado.
Me dije a mí misma: "no, bancatelá, vas a engordar toda la comida que te metiste, pero no vuelvas a hacer lo mismo".
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Bulimica de 24 años que vive con sus padres, soltera, inmadura, insegura, inestable, es demasiado triste. No, no es lo que yo quise ser, lo que quiero ser.
"Pará un poco", me dije. "Respirá profundo y PARÁ!".
Ahora estoy llena de comida, y sí, me siento mal porque sé que podría haberla vomitado, como si nada hubiera sucedido, pero estoy cansada de jugar a que nada pasa mientras pasa todo, se me pasan los años y con los años lo que se pasa es la vida.
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Confío en un nuevo comienzo ... como tantas veces lo he hecho. He estado comenzando de nuevo durante toda mi vida, pero prefiero eso, un millón de veces a dejarme ir para abajo.
Espero que mañana sea mejor que hoy y que ayer.
Mientras me envolvía en la toalla al salir de la bañera tuve ganas de empezar natación. Las tardes sola en mi casa me están haciendo todo muy difícil. También creo que sería bueno hablar con mi familia, para que me ayuden.
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Afuera resplandece un sol inmenso, yo me cansé de estar escondida entre atracones. Aunque pese un millón de kilos, tengo que empezar por algún lado. No voy a esperar a estar flaca para vivir, como lo he hecho siempre. Es simplemente ridículo.

domingo, 9 de diciembre de 2007

III

Estuve dando un par de vueltas en la web, leyendo cosas sobre Bulimia y Anorexia. Tengo una larga historia con estas enfermedades, sobre todo con la bulimia, de la anorexia he sido sólo testigo.
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Empecé a vomitar a los 13 o 14 años más o menos. La primera vez que hice una dieta tenía 9 años ... hacía danzas clásicas y la boluda de la profesora pensó que con unos kilos menos iba a estar bárbara. A lo mejor sí, tenía unos kilos de más, pero qué clase de vieja estúpida le dice que está gorda a una nena de 9 años! No sé, no me parece.
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La cosa es que llegué a un blog que se llama pro-anamia, algo así. Había como 309 mensajes en un post que daba consejos cobre cómo ser bulímica o anorexica. Kate Moss era el modelito a seguir. La mayoría de los comentarios pertenecían a chicas, muy jovencitas según me pareció por cómo redactaban, que reinvidicaban estas enfermedades.
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Creo que 10 años como bulimica que habilitan para decir algo. En primer lugar: están en pedo. Vivir así es lo peor que te puede pasar, horrible, siempre te sentís mal, y cuando crees que te sentís bien es porque estás peor que nunca. Vamos che! que la vida tiene que ser más que ser flaca o gorda o Kate Moss. Sí, yo creo que sí. Al menos lo intentemos.

II

Bueno ... hoy no vomité. Importante. Comí demasiado, pero no vomité. Quedé frente al espejo después de bañarme y me horrorice, pero no vomité. Importante. "Estamos mal, pero vamos bien", decía mi médica. Me gustaba esa frase.
De todos modos, no sólo me interesa no vomitar, tengo muchas otras cosas que cambiar. A veces tengo ataques de ira y no controlo mis palabras. Después me doy cuenta de que los demás se asuntan un poco y la verdad que yo también. Pedir perdón a mis viejos es incluso más difícil que controlarme. Hacemos como si nada hubiera pasado.
Tengo planes de irme a vivir sola el año que viene. Hace mucho que lo vengo postergando. Hace como dos años dejé de ir a mi psicólogo diciendo que me iba a mudar sola y no podía pagarle. Él me había dicho que lo hiciera, que me fuera de mi casa. Yo quería, pero al final por un montón de pequeñas cosas no pudo ser.
Mientras más grande me pongo más miedo me da independizarme, yo pensé que iba a ser al revés, lo que pasa es que mis arranques de querer irme a los 18 eran delirios de niña caprichosa, ahora ya estoy hablando un poco más en serio, cayendo en cuenta de que es mi turno de hacerme cargo de mí misma.
Cómo voy a hacerlo si todavía no puedo superar este tema con la comida. Me preocupa un poco. Quisiera estar estable y segura antes de tomar una decisión así. ¿Alguna vez estaré estable y segura?

sábado, 8 de diciembre de 2007

I

Siento un poco de envidia por esas personas estables que pueden proponerse algo y trabajar para alcanzarlo, sin autoboicots o bajones anímicos que arruinan todo. Envidio a quienes no tienen que luchar con ellos mismos constantemente. ¿Realmente existen estas personas?
Yo nunca me he sentido cómoda en mi propia piel. Me cuesta mirarme el cuerpo en un espejo, no quiero que otros me vean, me rehuso a tener una vida sexual por ese motivo. Es triste, querer algo y no permitirse a uno mismo tenerlo. Esa dualidad entre el querer y el hacer puede llegar a volverte loca.
Ni mis más cercanos amigos saben lo que yo paso todos los días, y si conocen mis conductas, no las entienden.
Ayer tuve mi quinta o sexta recaída desde que me dieron de alta del tratamiento, en el que estuve 4 años. Por recaída me refiero a vomitar, completar el circuito de sentirme mal, comer, vomitar y sentirme mal nuevamente. Hubo otros momentos en los que también estuve mal, muchos más de cinco o seis. Lo que generalmente hago es dejar todas mis actividades, no ir a la facu, no contestar el teléfono a mis amigos, estar irritable y agresiva, quedarme en mi casa comiendo más de lo normal. Es increíble pero casi nadie se da cuenta de lo que me pasa, estoy así cuatro o cinco días y después vuelvo a la normalidad.
Creo que lo de ayer me pasó porque tenía que inscribirme para rendir, no lo hice y me sentí mal, fuera de control. El tema del control es algo importante, cuando cumplo con mis obligaciones me siento tranquila y en control de mi vida, cuando no, todo se empieza a caer en pedacitos.

Sobre mí

Yo soy una persona como cualquier otra. Camino todos los días por las calles de Córdoba. Tengo amigos, me río, hago chistes, estudio, salgo, me divierto, me enamoro, tengo proyectos, e intento hacer todas estas cosas mientras trato de controlar mi problema con la bulimia. Tengo 24 años y después de 4 años de tratamiento, del cual me dieron de alta hace aproximadamente 3, estoy tratando de lidiar con mis recaídas, sola. Tengo miedo y supongo que con esto intento construir un espacio de libertad, desde el anonimato, pero con verdadera honestidad.