domingo, 9 de marzo de 2008

En recuperación

La bulimia es una enfermedad silenciosa. Mi mamá se dio cuenta de que tenía un trastorno alimenticio cuando llegó a casa y yo me había olvidado de tirar la cadena. Me llevó a ALUBA. Cuando volvimos de la primera entrevista, recuerdo muy claramente que le dije que yo no tenía que estar ahí, que había sido una sola vez y que lo podía controlar yo sola. Mi mamá me creyó. Tres años después, a los 18 años y con un historial de bulimia de 4 aproximadamente comencé un tratamiento interdisciplinario (no en ALUBA afortunadamente), gracias a mi mamá, que debe haber lamentado creerme la primera vez.
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Mi amigas nunca se dieron cuenta de mi problema, tampoco mis primas, ni mi hermano, nadie. En realidad creo que sabían que algo no andaba bien conmigo, por mis cambios de humor y mis complejos con el cuerpo, pero no le pusieron el rótulo de bulimia. De vez en cuando yo tenía ganas de contarle a todos lo que me estaba pasando. Recuerdo una vez, en un bar, borracha, dando pistas a mis amigos de que tenía un problema, al que tampoco le quería decir bulimia. La cuestión es que nadie supo nunca, quizás ni yo misma hasta que fue insostenible.
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A mí me daba vergüenza decir que tenía un trastorno alimenticio porque me parecía que era muy gorda para tenerlo, un pensamiento que encuentro tan trágico como gracioso hoy. O sea, yo estaba gorda hasta para tener bulimia. Qué tonta! pero bueno, era así. Hoy sigo haciendo cosas que entran en el rubro: boludeces. Todavía me cuesta decir que soy una bulímica en recuperación (es importante aclarar lo de "en recuperación").
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El otro día hablaba con una amiga y me di cuenta de cómo le chocaba a ella que yo hablara de mí misma como una persona enferma. Supongo que ella, que nunca tuvo ningún drama con el cuerpo, debe haber pensado que eran complejitos normales. Hoy le cuento las cosas que yo hacía y lo mal que estaba y me imagino que ella se debe preguntar cómo no lo notó, al menos yo me lo pregunto. Me hubiera gustado que mi entorno me cuidara más, pero lo cierto es que yo jamás dejé que nadie conociera más de mí de lo que yo quería. Es por eso que a veces me siento dos personas: una que realmente soy y otra, que he interpretado para los demás durante tantos años que ya no distingo cuál es cuál.

1 comentario:

Katina dijo...

Gracias por la felicitacion ^^

Es tu historias la k cuentas??
No puwdo dwie nada al respecto pues asi me senti y me siento :(

bSs!!